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AGONÍA DE CIUDAD
Salgo y estás como siempre , encerrada en tus recuerdos,
asomándote con cara de nostalgia a la ventana.
Paso y una melancólica mirada se posa sobre tus ojos,
entonces me destroza tu agonía
Entiendo la trsiteza que la ciudad brinda a quienes como tú, crecen en campos libres, confianzas recíprocas, noches estrelladas, historial de abuelos; horizontes eternos, culturas de armonía, añoranzas que se nos escapan en la ciudad, el espacio de la memoria fugaz y la memoria vacia.
En poco tiempo te remplazaron la mascota que jugaba contigo, que imitaba tu risa, que repetía las palabrotas de tu abuela, por un osito inerme y una plástica muñeca flaca.
Te cambiaron el olor de las frutas maduras por el de alcantarillas, el verde de los árboles y los mil colores del natural jardín de la vida,
por el moho, el gris de las paredes y las artificiales flores.Tenemos una ciudad, un trance infernal de lo sinsentido.La última representación de los enamorados se derroto ella misma con una tuerca y un tornillo en un parque al aire libre; la mecanización arrasa hasta el amor y el artista idiota ni cuenta se dio.
No encontró un capullo de rosa, ni una espina dorada, no pudo ver un colibrí fecundando una flor, y los pobres transeúntes y turistas celebran su "gran triste creación".
Así mujer, estamos en la ciudad, en la crueldad de la vida, donde no se vive más que mendigando alegría, estamos casi derrotados por el silencio, por el miedo a decirlo y tu mirada es la confirmación de mi agonía.
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Gonzalo Molina Arrieta.
EL DÍA EN LA CIUDAD
Angela Quintero
Ya abierta mi ventana en la mañana,oigo no solo el canto fino de los pájaros,
también veo un hermoso cielo, quien camuflado entre nubes se dispone a pedirle al sol que brille, y con esplendor, de inicio al nuevo día.
En la ciudad las plantas reflejan un aspecto inverosímil,
un viento maligno se arrastra toscamente por cada uno de los rincones
el negro humo de los carros, destruye segundo a segundo el fresco aroma de la mañana
entonces la melancólia invade el canto de los pájaros y se ahoga el maravilloso aroma de los árboles.
Al medio día,
un bochorno sofocante lo absorve todo
y al llegar la tarde,
el cielo se oscurece, las nubes se han llenado de agua
las personas corren de un lado a otro, hullen de las inesperadas gotas
en pocos minutos lo que era luz brillante se oscurece
Así, pasan varias horas,
con la noche, la ciudad se va durmiendo, hasta quedarse en silencio,
la brisa fría nos enmudese
las luces brillantes de los edificios la hacen ver como un cielo de luces
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Ya en la occuridad, dirijo mis ojos a la imensidad, buscando mil estrellas
solo dos luceros acompañan la soledad de la luna
luna de armonía y tranquilidad, luna de silencio e intimidad
Al cerrar mi ventana, solo espero que mañana
el viento sea fresco y que los pájaros recobren el sonido fino de su canto
que el sol brille de nuevo en su esplendor y el ambiente recobre el aroma real y puro de los árboles.
